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LA BIPOLAR

Vengo en caída libre… otra vez.   Es un viaje largo y con destino incierto. El aire frío inicial va desapareciendo y sobre mi cuerpo choca el viento .   Parece como si flotara.   Mi figura se tambalea con la brisa , bailando y dejando al azar mi irremediable destino.   Unos instantes después, mi silueta refleja un mezclado color de verdes y cafés que, conforme voy acercándome, crece hasta que aterrizo finalmente sobre la alta copa de un árbol. Siempre la caída me genera más ansiedad que el golpe: El suspenso de no saber dónde iré a parar esta vez, de cómo será la tarea y el camino que tendré que dar por los recovecos de la naturaleza. Aunque otra vez es un árbol, sé que en cada viaje nunca será el mismo, porque, como una regla de la naturaleza, al igual que con el rayo, una gota de lluvia nunca caerá exactamente en el mismo lugar.   Ese fue nuestro deseo desde que todo en esta tierra comenzó.   Nuestro viaje será interminable e infatigable, pero no aburrido, porque nunca será el